El financiamiento colectivo (del inglés “crowdfunding”), que conecta directamente a los solicitantes de créditos con inversores que poseen la capacidad para financiarlos, está escribiendo un innovador párrafo en la historia de las finanzas alrededor del mundo. Los productos que solíamos adquirir de los bancos están cambiando por primera vez en siglos y aún no alcanzamos a evaluar las consecuencias de tal impacto.
Esta tendencia mundial es ya imparable sencillamente porque está en manos de las personas, de millones de personas y no de las organizaciones. Veremos, por tanto, mutar las formas y estilos de esos productos tanto así como los actores que los proveen. Lo único seguro es que esta tendencia ya no tiene hay vuelta atrás, no es una moda pasajera.
Inicialmente, los bancos reaccionaron subestimando al financiamiento colectivo como la industria discográfica subestimo la incorporación de la tecnología del “mp3” en los 90. Pensaron que ninguna organización pequeña podría hacer ni mejor ni de forma más económica lo que ellos hacían y que la adopción de estos servicios no sucedería de manera veloz.
Esta tendencia además se potencia por la influencia que la “generación del milenio”, aquellos nacidos a partir del año 1981, está comenzando a tener en nuestra economía. Estos jóvenes ya disponen de ingresos para tomar sus propias decisiones en materia financiera, y al ser más colaborativos que sus antecesores están permitiendo el desarrollo de negocios apoyados en la llamada “economía del compartir”. Estos negocios, apalancados en el uso de la tecnología y las redes sociales, comienzan a utilizar el “compartir” como un elemento estratégico donde el apoyo de la gente a estas propuestas es inversamente proporcional a la aceptación social de los bancos en nuestra sociedad.
En Argentina y en Latinoamérica, Afluenta es el primer caso de éxito de este modelo de finanzas colaborativas pero las finanzas sin bancos ya es una realidad en más de 50 países alrededor del mundo. En los próximos 6 meses veremos ofertas públicas de al menos 4 compañías y se calcula que para el 2025 el mercado del financiamiento colectivo alcanzará la escalofriante marca de US$ 1 trillón de dólares en el mundo haciéndole perder a los bancos una participación de mercado del 25% (para los pesimistas) y del 50% (para los optimistas) de los préstamos a personas y a PyMEs en los EEUU y el Reino Unido.
La gente se siente empoderada, las redes sociales le han dado una voz y han tomado en sus manos la resolución de un reclamo histórico desatendido por los bancos: quieren préstamos más convenientes y rendimientos más justos por su dinero. Como los bancos no lo han brindado entonces decidieron que podían resolverlo entre ellos. Y lo están haciendo muy bien.
Esta columna apareció originalmente en la edición 42 de la Revista Bank.
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La confianza de inversores y solicitantes sigue sumando logros a este nuevo sistema de préstamos entre personas.
Hemos superado los $ 2.000.000 en fondos administrados para ser invertidos en créditos para personas. Más de 200 inversores confiaron en Afluenta para hacer rendir su dinero y en los proyectos de personas que se subastan.
Ya se han cerrado 107 créditos, lo que significa que 107 proyectos de solicitantes y sus familias pudieron ser concretados.
En 15 segundos en promedio, respondemos a los solicitantes si están en condiciones de ser financiados por otras personas y contestamos inmediatamente el 80% de las solicitudes finalizadas. Gracias a la tecnología Afluenta cambió el crédito.
Tenemos 21 solicitudes en subasta de forma simultánea, más de 40 esperan la documentación para publicarse y ya superamos los 10.000 miembros de la Comunidad.
Sin dudas estos datos demuestran que las personas estaban buscando una alternativa a los bancos y Afluenta ha llegado para hacerlo realidad.
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Los créditos de persona a persona son la nueva forma de prestar y pedir prestado dinero, gestionado por individuos, sin intermediarios. Pueden definirse como transacciones financieras que se producen directamente entre personas o "iguales" sin la intervención de una institución financiera tradicional. Desde el punto de vista el ahorrista o inversor, son una nueva clase de activos donde se puede invertir diversificando el dinero entre grupos de solicitantes precalificados crediticiamente.
La primera compañía de créditos persona a persona en ponerse en marcha fue Zopa (www.zopa.com) en febrero de 2005 en el Reino Unido. Pero su gran desarrollo se vio impulsado por la crisis económica global en 2007-2010. Allí los créditos persona a persona se otorgaban con rapidez mientras en que los bancos y otras instituciones financieras tradicionales atravesaban dificultades. La privacidad, seguridad y cumplimiento de las leyes también han solidificado esta nueva modalidad alrededor del mundo.
Una de las principales ventajas para los solicitantes de este sistema ha sido mejorar las condiciones de obtención de préstamos comparadas con los tradicionales créditos bancarios. Para los oferentes, mejora el rendimiento del dinero comparado con una cuenta de ahorros, plazos fijos u otras inversiones tradicionales.
Ambos beneficios son el resultado de la desintermediación, la dinámica de las transacciones entre personas, los bajos costos de operar de esta manera debido a las herramientas tecnológicas disponibles entre otras variables.
La simpleza administrativa de los préstamos entre personas tiene, además, el beneficio adicional que la solicitud de crédito y la transferencia de fondos acorta tiempo y los solicitantes y oferentes pueden acceder a su dinero más rápido.
Afluenta ha tomado estas buenas prácticas para desarrollar su plataforma y llevar a las personas una nueva alternativa en inversiones y créditos.
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