La tecnología, eje de políticas de inclusión financiera
Esto sin duda facilita la inclusión financiera. En el mundo de hoy no podemos hablar de inclusión financiera sin hablar de menores costos, pero sobretodo de la accesibilidad para que cualquier persona pueda solicitarlo a toda hora del día, desde donde se encuentre. Esto se puede lograr por medio de elementos que conviven con nosotros todos los días, los dispositivos conectados a internet, en particular los teléfonos inteligentes que en Latinoamérica superan el 50% de penetración en adultos. La tecnología ya nos ha dado pruebas suficientes que reduce costos, quita a los intermediarios y facilita la accesibilidad de múltiples productos y servicios en muchas industrias como el comercio minorista, el transporte urbano, el alojamiento turístico, las telecomunicaciones, el entretenimiento entre otros.
Ciertamente la oportunidad que tienen las compañías de FinTech y la tecnología en general para mejorar la inclusión financiera no está exenta de desafíos. En efecto, emprendedores, empresas tradicionales del sector de bancos, compañías de seguros, de procesamiento de pagos y las autoridades deben actuar en conjunto y colaborativamente para aprovechar el potencial de lograr mejores productos financieros para las personas, especialmente aquellas que no acceden habitualmente.
Las autoridades deben procurar un marco regulatorio adecuado que promueva la innovación y a la vez proteja los intereses y derechos de quienes participan de servicios novedosos. En el caso de los emprendedores el desafío es múltiple. Por un lado deben expandir el conocimiento de sus productos, ya que nadie compra aquello que no conoce y al mismo tiempo hacerlo en términos económicamente sustentables. Por otro lado, deben construir la confianza necesaria para que estos productos comiencen a ser utilizados en un entorno virtual, ya no presencial, que opera a la distancia, ajeno a los tradicionales contactos personales. La confianza no se genera espontáneamente, se requiere tiempo, perseverancia y trabajar con transparencia para satisfacer expectativas nuevas generadas por servicios innovadores. Los bancos deben acostumbrarse a la competencia de actores nuevos y colaborar en el desarrollo de alianzas colaborativas donde todos ganen.
Finalmente, y no menos importante, la tecnología tiene un gran efecto sobra la educación financiera de las personas. Los medios y herramientas online facilitan el acceso a contenido educativo e informativo como nunca antes lo hemos visto. Una persona, por ejemplo, puede simular un crédito y ser evaluado sin la necesidad de solicitarlo ni impactar su perfil de riesgo crediticio en los buros de crédito, eliminando la incertidumbre de millones de personas que no saben si podrán acceder a un crédito ni a qué costo.
Creemos que la experiencia financiera de las empresas FinTech no solamente debe ser una experiencia novedosa, sino también inclusiva, como parte de un proceso de intercambio donde todas las partes salgan beneficiadas. En el caso de los préstamos entre personas, quien solicita debe obtener mejores condiciones que en un banco, y quien presta debe obtener más por su dinero comparando con similares alternativas de inversión. Las relaciones justas son la base del progreso colectivo.
Para los que piensan que el FinTech es una moda pasajera les recuerdo que en las investigaciones de mercado los jóvenes del milenio (llamados también Millennials) pronto serán la mayoría de la fuerza laboral en todo el mundo. La mayoría de ellos (70%) esperan servicios financieros más adecuados a sus necesidades y no creen que puedan ser provistos por los bancos tradicionales, de tal manera que esperan que se los brinde empresas como Google, Facebook, Apple o Amazon.