¿Los créditos son democráticos?
Es hora de decir la verdad acerca de los créditos. No son para todos. Son para quienes los merecen.
Dar crédito significa creer en quien lo solicita. Eso significa confianza en que será devuelto. Nadie otorga un crédito si piensa que no lo devolverán.
La confianza se obtiene, no se regala. La confianza se puede medir, evaluar y construir. Es hora que lo sepas. Si ya tenés crédito porque creen en vos, cuídalo. Si no lo tenés, construílo pronto. Es posible.
La confianza no es un tema de clases ni de poder adquisitivo. Es una cuestión de hábitos. Hábitos que te hacen confiable.
Pero ese no es el único problema con el acceso al crédito. El problema es cuando quienes lo merecen, no lo consiguen. O cuando lo consiguen, pero es muy caro. O cuando las cuotas son bajas pero por plazos interminables o, por el contrario, los plazos cortos las hacen inaccesibles.
A veces buscan confundirnos diciendo que los créditos son caros porque la gente no paga. Eso no es verdad. La gente paga sus créditos. Son caros porque la intermediación es costosa. Muchas sucursales, muchas personas, mucha burocracia y muchos costos innecesarios encarecen lo que debería ser simple y accesible.
Tenemos que volver al tiempo donde nos prestábamos dinero sin intermediarios. Así de transparente, sabiendo hacia donde va nuestro dinero, a quien financia y cuales son los costos que pagamos por ello.
Por eso creamos Afluenta. Para que tengas una alternativa y puedas elegir. Si elegís sos libre y todo el sistema mejora. Aunque no nos elijas.
Afluenta, crédito humano. Solicitar ahora un crédito a través de Afluenta.